miércoles

Futbol E Improvisacion

Un partido de fútbol es como un match de improvisación. De hecho (y para los que no conozcan el segundo… o el primero) la mayoría de las veces tienen el mismo formato: 2 equipos que normalmente representan a una entidad moral pelean bajo ciertas reglas para ver quien es mejor. La diferencia entre uno y otro sea tal vez que en uno, el público decide quien es mejor y en otro, un gran bolsillo y algunas veces son los jugadores los que deciden quién gana.

Pues bien, si en algo se parecen ambas cosas además de los ya mencionados formatos, es en la afición. Hay quienes le van a un equipo o a otro por equis o ene razones, puede ser que en uno sea más importante la afición que en otro, pero que algo quede bien claro: en ambos casos, la afición no se debe confundir con el apoyo.

Y es que, por ejemplo, en un match de impro el equipo al cual eres aficionado hizo una historia horrible y en cambio el otro equipo lo hizo mejor, pues no debes olvidar que estas personas están ahí para entretenerte y obviamente vas a votar por el equipo que lo hizo bien, por el que te entretiene mejor.

Es por esta razón por la cual no entiendo muchas veces que se critique a alguien por que quiera que gane tal selección de fútbol a pesar de que no sea su país. Yo puedo decir: “Le voy a México (mi amado :S país) pero quiero que gane Argentina, la verdad me gusta más como juegan”. Y no estoy siendo ni incongruente ni malinchista, solo quiero seguir viendo algo que me gusta ver.

Es decir, si jugara México contra Italia obviamente prefiero que gane México, pero este no es el caso.

Y bueno, para bien o para mal, Argentina gano vilmente a México (eso si lo reconozco, una victoria así no parece del todo victoria) ahora le tocara jugar contra Alemania y ahí si no diré nada porque no podría definir qué equipo me entretiene más.

jueves

Veridicas Memorias De Un Casanova #1

Capitulo 1: El examen y la espalda

En ese momento me pregunte el tipo de Diosa que se encontraba a tres bancas de mí. Tenía que realizar un examen que determinaría que tan mala era la escuela a la que asistirá por los siguientes tres años y me encontraba en un pueblo en el que nunca había estado más de 10 minutos en toda mi vida, a dos horas de lo más cercano a un hogar que había tenido hasta ese momento. Y la verdad todo eso era absurdo, ella estaba ahí… al menos su espalda.

No, nunca le vi su cara, no ese día, pero su espalda, mucho más delgada que todas las demás que había visto hacía un par de horas, la forma de su cabeza y el modo en que su cabello quebrado me indicaban que “algo” tenía aquel ser de mis ojos que haría un poco menos desagradable mi estancia en ese pozo en la cima del mundo.

Y había otro pequeño detalle. El examen empezaba a las 8 de la mañana, yo vivía a dos horas del lugar y llegue antes de la hora y en general ese lugar parecía lleno de gente puntual por que no tardo más de dos minutos en llenarse el salón de gente de mi misma edad pero con una extraña baja estatura que no alcanzaba a concebir que realmente tuviéramos la misma edad. Sin embargo ella llego 30 minutos tarde y algo me decía que quedaría en el mismo lugar que yo, que no podía ser una idiota como el resto de los concursantes y quedaría en la misma escuela que yo, en el mismo salón, en el mismo equipo… en la misma casa.

Pero demonios, no era el momento para pensar en eso, no era el momento para idealizar un mundo fantástico y utópico donde ella era una princesa montando un unicornio rosado que es escoltado por duendecillos bailarines. NO. Este era el momento para responder si las abejas eran a los panales como las hormigas a los hormigueros o si la sexta cifra de la secuencia de Fibonacci era 5, si se pueden dibujar todos los países del mundo con solo 5 colores de tal modo que ningún país de un color tenga frontera con otro del mismo color.

El examen era muy básico en realidad: 72 preguntas de tres incisos en su mayoría de Español y matemáticas, nada que no hubiera hecho antes… pero nunca lo había hecho con una distracción de tal magnitud, por lo que decidí reunir mi intelecto y concentrarme en la hoja de papel que tenía enfrente.

Volteé a la ventana. Un pequeño bosquecillo que le hacía de patio a la enorme escuela… aunque en realidad eran más patios que salones.

Una pregunta más… estaba terminando el examen antes que todos. Inciso A. respiro satisfecho. Volteo la hoja para revisar que las respuestas coincidían. Entonces alguien más se levanta, entrega la hoja y sale del salón sin decir nada. Es fácil adivinar que se trata de ella.

Corro, entrego mi examen. Quiero ver su rostro pero el rostro de una vieja maestra, seguramente de ética, me dice que no tiene nombre el examen. El salón de rostros frustrados comienza a reír agotando la poca paciencia que les pudiera tener. El nombre no es muy largo y lo escribo veloz. Corro al pasillo, luego a las escaleras. Un terrible sonido despierta la curiosidad de maestros y alumnos: es el sonido de mi frente golpeando el piso. Unos centímetros más a la derecha y no tendría ojos para escribir esto.

Ignoro el dolor, ver su rostro y escuchar de nuevo su voz es lo importante. Sigo corriendo hacía la puerta. Veo su delgada y graciosa silueta, demonios es tan hermosa… pero carajo se esta subiendo a una camioneta.

Peor aún la camioneta tiene los vidrios polarizados. Me detengo a unos pasos de la puerta que nos separa. Seguramente no me vio aunque no creo que un niño regordete, alto y solitario en una calle llena de padres de familia preocupados por sus hijos y el gasto que supone entrar a la escuela, sea muy difícil de ver.

Pero, algo si puedo asegurar de esta historia. No me equivoque, ella y yo quedamos en la misma escuela, de hecho todos los alumnos que hicieron el examen quedaron, incluso los que no tuvieron ningún acierto, incluso quienes presentaron el examen para otras escuelas y no tuvieron ningún acierto.

Pero no solo eso, también quedamos en el mismo salón. Y no solo eso, quedamos en el mismo equipo (solo una vez y por 10 minutos) y por supuesto su rostro era todavía más bello que su espalda, al igual que su voz al igual que esos dos luceros que eran los luceros que más luz he visto reflejar en mi vida.

Pero claro nuestra casa, lugar de felicidades y pecados… nunca fue la misma casa.

martes

¿Qué es un Beso?

¿Qué es un beso? Es una mordida, una caricia de labios, es la unión de dos seres a través del aliento…

La caricia de los labios, unos más suaves que los otros. Un sueño dorado y adorado, un yo que se vuelve tú y el tú que se hace yo.

Pero… ¿qué es un beso? ¿Será la forma en como su aliento acaricia mi cara mientras nos mordemos los labios y destruimos sueños porque nuestra ahora realidad es insuperable?

¿Es el conjunto de movimientos producidos por los habitantes de nuestras bocas? ¿El sublime sonido de dos húmedas lenguas chocar?

“¿Sientes eso? El latir de nuestros corazones que se convierten en una canción y nuestros alientos que forman una balada y nos hacen mover los pies”

Te Amo

domingo

No te vayas en Domingo

Que me cago. Tiene algo de malo estar enfadado por ver promesas no cumplidas que se incumplen inmediatamente después de haberse hecho.
“es infantil”
¿Pero por qué? Si son promesas de ser feliz, de todo va a estar bien, de estaré contigo, de estaremos juntos, de los tres seremos felices ¡de que cumpla su papel!
“También le duele”
¿Y mi dolor qué? Se suponía que debía cuidarme y somos tan diferentes como lo es un niño que fue criado con lobos de su madre y cuya madre espera después de tantos años que este siga siendo humano.
“Lo hizo por ti”
Lo sé, lo sé. Me lo repito cada segundo, cada que abro mis ojos, cada que no estoy en caso y anhelo estar porque detestaría despreciar el mejor regalo que jamás me han hecho, pero tampoco puedo dejar a un lado la soledad en que viví.
“Te cuida”
¿A qué precio? Al precio de la ausencia del calor, de sentir frio hasta los huesos mientras sudo como cerdo por la rabia de ver sufrir a otra persona por mi causa y de no poder hacer nada.
“Te quiere”
¡Que no me quiera! No de la forma en que propaga su dolor a nuestros corazones, su temor a la soledad en que nos sumergió. Al menos ya no estamos tan solo, pero él sí lo está. Al menos yo lo viví desde los 5 años, pero él te necesita, él necesita cosas que yo no puedo darle, cosas que no puedo dar a nadie porque nunca las tuve.
“Le pagas con la misma moneda”
Mi ausencia… mi ausencia… es domingo, es de día… y siento lo que siente cuando tampoco estoy… pero no puedo reconocer si es lo mismo. Quiero poder abrazarla, abrazarlo. Pero pensar en todo por lo que me cambiaste, en todo lo que tampoco te di, en que no te pude defender, en que fue tan fácil tomar un cuchillo y terminar con todo eso… aun así me hubieras odiado.
“Silencio”
Solo eso, silencio… nunca hubo más. Solo no te vayas por favor.
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